Stories (ES)

Alexander Molina

Sobre cómo se manifiesta el vacío…

Por MSc. Fernando Almaguer Rodríguez

Todo subsiste y sin embargo nada pertenece a nadie, cada

cosa presente en su forma completa está vaciada de esa

tensión combativa que segrega la propiedad, hay pérdida, no

de los bienes, sino de las herencias y de los herederos.

Roland Barthes

La imagen es la mayor de las paradojas, la satisfacción de semejante necesidad consiguió manifestarse como el distanciamiento absoluto y progresivo de la permanencia animal. Una observación similar de tal paradoja, sólo nos puede conducir a la experiencia transitiva del vacío, a su manifiesto incómodo; hay un esfuerzo notablemente doloroso por huir de la imagen y, aunque no se alcanza la experiencia sin una delicada textura imaginal, debido al deseo latentemente de testificar, se han lanzado ya algunos al alcance de semejantes cimas. Populus es una de esas aproximaciones donde el artista Alexander Víctor Molina propone la re-significación del testimonio, ciudad, sin lugar, aglomeraciones humanas sin evidente ritmo del espectro sémico, populus sin acto cívico, deslegitimidad de la función épica de la imagen.

Su obra salta a niveles superiores en próximas piezas, nos conduce por un sendero paralelo al ordinario afán de ver y reconocer, porque narrar es hacer Historia, y ésta, es el mayor testimonio imaginal que hemos construido. Molina puede ampliar la certeza estética de sus ideas artísticas, reduciendo las funciones vitales de la imagen, hasta conseguir su hibernación, con ello nos avisa de cuan expuestos hemos estado.

Creo que en “Sobre como se manifiesta el vacío en un espacio lleno”, pueden conseguirse las mejores revelaciones de todo cuanto este artista intenta exponer; en el video surgen bruscas inmersiones acuáticas de un madero desde cuatro puntos simétricamente opuestos, el resultado inicial cumple con las leyes físicas…, luego llegan las leyes de carácter estético que nos obligan a esperar, entonces contamos con el tiempo y las antípodas; lo lleno físico se vacía para hacer surgir lo metafísico y viceversa, el espacio delgado entre lo uno y lo otro; Alexander completa los resortes necesarios para establecer el silogismo, aquel antiguo método de plantear axiomas, finalmente queda la imagen de la no-imagen, la cual hiberna en nuestras mentes como las burbujas que producen las repetidas inmersiones del ordinario madero…, se logra el resultado inesperado, la Fe; aquella acción es parte del esfuerzo humano, es inmanente su presencia que alcanza exponenciales proporciones ontológicas.

Otra de sus obras, en este caso un tríptico titulado: Pacífico 1945, parece continuar la misma busqueda estética; en las piezas se evoca la historia sin la monumental herramienta de la imagen, no hay ciudades desbastadas por el caos que termina, pero, ¿qué ha terminado acá? Asegura nuevamente el artista las antípodas como la amniosis donde se cría lo humano, el Mar, la fecha (1945), efímeras huellas en el agua, próximas a desaparecer, bastan para traer de un golpe toda nuestra memoria, nuevamente el testimonio de lo absoluto. Una vez más la reducción de las funciones vitales de la imagen, hibernación mediante una economía de recursos visuales, confiando en la memoria del perceptor el artista sólo ejerce una pequeña presión sobre los resortes nemotécnicos y lo logra, el significante viaja distancias memorables para hacernos llegar, desde la no-imagen, a un hecho histórico jamás expuesto en la obra, entonces podemos decir que nos enfrentamos al reposo inaudito del que hablaba Baudelaire; imagen sin vector lógico, lógica del suceso histórico sin narración de hechos, sólo dubitativas formas que interrumpen la cadencia natural del oleaje, sin embargo sospechamos macabras manipulaciones al margen de lo visible, debajo del agua algo del trato falso e irónico de la “Guerra Fría” se manifiesta con irracional ímpetu. Finalmente Alexander a comprendido que suprimir el exeso de exactitud es quizas, la virtud más adecuada para el arte contemporáneo.

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