Stories (ES)

Alfredo Sarabia

Entonces, el que tiene oídos para oír, vea

Por Julia Portela Ponce de León

Parábola es el nombre dado por los retóricos griegos a una ilustración literaria cuya verosimilitud se realiza estableciendo un vínculo entre la ficción narrada y la realidad a la que remite. Alude a un suceso del que se colige, ya sea por comparación o por analogía, una verdad o una enseñanza moral.

La parábola de Sarabia propone emprender diálogos diversos, como simientes que generan senderos heterogéneos de ideas. Cada imagen de Martí que descubre es un episodio vital diferente, cada fragmento va amplificando nuestra percepción. Este ensayo visual nos invita a compartir su fábula fundada a partir de un viaje que realiza por todo el país, captando con su cámara bustos de Martí, que aparecen a su paso. La lectura de un trasfondo bíblico en diversos textos martianos le permite establecer la relación con la Parábola del Sembrador y la imagen de Martí. Los bustos, como emblemas de su pensamiento, devienen semillas diseminadas a lo largo de la isla.

Tomar un recurso literario como la parábola, potencia no sólo el contenido visual, sino, que nos plantea una reflexión, que actúa sobre el receptor desde su relación visceral con el arte, desde los preceptos cristianos que profesa. Su propuesta defiende la idea viva que tiene de Martí. El recorrido activa los conceptos que posee, se niega a creerlo de manera detenida, su propio andar dinamiza la representación de la imagen.

El encuentro es un evento único e irrepetible. No cambia, no altera, no manipula la imagen encontrada, prevalece la espontaneidad de lo instantáneo en cada fotografía. El gesto del artista descarta la fosilización y enaltece su sentido, retenido en el material que la contiene, agredido a veces por el tiempo o por circunstancias disímiles donde están enclavadas.

En su camino halla muchos Martí, uno y otro busto sólo son quizás reflejos de otros muchos rostros vitales del apóstol donde el artista establece relaciones múltiples, insospechadas. Cuando el suceso ocurre, él refiere las coordenadas de tiempo y lugar donde se produce el encantamiento. No es el busto en sí mismo el objetivo final de su recorrido, es la relación que instaura con ellos, por eso los registra como experiencia trascendente.

La recurrencia de pensar a Martí como Apóstol, le confiere un sentido de elegido o un enviado de Cristo. El color blanco le corresponde a los apóstoles como insignia de la pureza y claridad. Así es asumido el blanco en estas fotografías, mientras el negro encumbra la imagen. Las 28 piezas que componen la muestra dialogan desde esta perspectiva.

Cada parábola contiene un mensaje esencial. Alfredo, como buen sembrador advierte la lección: le interesa la semilla, la que engendra lo mejor de cada uno de nosotros, la misma que mantiene la enseñanza martiana en la contemporaneidad. Esta es la lección que nos ofrece. A usted le quedará encontrar el espacio para repasarlas y reconocerse en ellas.

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