Stories (ES)

Carlos Zorrilla

Una pintura de posibilidades

Por Daniel G. Alfonso

Cada vez que inicio la escritura de un texto determinado sobre pintura, en el que reflexiono y analizo la trayectoria del creador, me enorgullece decir (en este caso escribir) que la pintura sigue viva y avanza a pasos agigantados. En el contexto cubano es un fenómeno que no tiene límites y cada día que pasa, la manifestación sigue ganando adeptos. Detrás de cada lienzo, óleo, acrílico, mancha y gesto se esconde una gran historia y relato muy personales; la tela viene a funcionar, entonces, como un contenedor de ideas y de experiencias.

En este caso se hará referencia al joven artista Carlos Zorrilla y su labor creativa, proceso que ha evolucionado de tal modo que podemos afirmar que él ya tiene un estilo e identidad propia en el panorama actual del arte cubano. Su producción, marcada por la pluralidad, nos habla de una ruptura con las fronteras culturales lo que permite y hace énfasis en la universalidad; es decir, presenta una obra con matices internacionales y de contenidos esencialmente emocional y ligado a sus inquietudes.

Su discurso construye puntos de encuentro con generaciones anteriores, puntos que le funcionan para iniciar un modus operandi que Carlos pretende convertirlo en único e inconfundible en un ambiente artístico viciado de parodia, pastiche y reciclaje. Entender toda su producción es comprender y adentrarse a la generación a la que pertenece, una hornada de jóvenes que se encuentran enajenados de todo lo que sucede a su alrededor (políticamente hablando); se concentran más en su proceso de creación y en el mensaje que desean transmitir. Cada una de sus pinturas es un intento de testimoniar un punto de vista (auto)crítico de nuestra identidad actual.

Como él, existen otros que, abogan o prefieren jugar con lo figurativo, el trazo libre vinculado con el lenguaje pop, el expresionismo, la estética del bad painting, combinar técnicas y manifestar sus ideales e imaginaciones más personales. Así nos encontramos con obras que pertenecen a sus primeros trabajos (Lazo, Kriptonita, Big Truck), en los que Zorrilla coloca en un primer plano diversos objetos que forman parte de su cotidianidad y que a través de la obra le otorga cierto protagonismo. Un grupo de piezas que también llama la atención de sus comienzos es la Serie Cadáver Exquisito, un conjunto de telas que hacen alusión al juego de palabras creado por los surrealistas. En esta caso se crea cierto extrañamiento, ya que las imágenes seleccionadas por el artista nos llegan del universo cotidiano y son tomados tal cual su propia visión; estamos frente a elementos kitsch que Carlos presenta en un primer plano. Cultura popular vs Cultura Elitista.

Con una actitud contemplativa, analítica y reflexiva Carlos Zorrilla ha asumido y tiene bien claro su papel de artista (o mejor dicho, pintor) en el contexto cubano. Sabe lo que quiere y lo que busca. Su energía, llevada a cada una de sus telas contiene la fuerza que se busca en la pintura del siglo XXI; ahora, está más volcado a jugar con la Historia del Arte y algunos de los elementos que la han acompañado. A él, con su nueva serie Réquiem, todo le seduce desde el propio misterio que implica realizar una obra hasta el sobrecogedor sentimiento de dar por terminada la tela.

Réquiem, desde el propio título, nos va dando pistas de la pieza y del mismo proceso creativo. El creador escoge como protagonista al cráneo, en este ocasión, representado de diversos modos y con diferentes motivos en cada uno de los lienzos; cada selección no es al azar sino que Carlos construye su historia a partir de diferentes movimientos artísticos; narración que la hace de manera cronológica y ordenada. Cada estilo esta bien representado, se inicia con el estilo de la Antigüedad Clásica, período Medieval, Renacimiento, Barroco, Romanticismo y Pop Art; sin embargo, lo curioso es que en cada imagen de la calavera el artista ha colocado pequeños puntos que recorren todo el espacio del cuadro.

El cráneo fue vida y pensamiento en su momento, ahora es recordado. De un modo particular y excelente y a medida que vamos observando más la obra nos percatamos de que los puntos en cada escena aumentan o disminuyen. Según Carlos Zorrilla, a través de la serie quiere mostrar como puede ser apreciado el pensamiento y espíritu de una época determinada, cada uno de los puntos es la simbología de los artistas que en diferentes momentos se apropiaban y se influenciaban de estos estilos.

Para Carlos Zorrilla todo es la pintura. Sigue su trayectoria para hacerse notar en el panorama visual cubano. De seguro, y lo afirmo, lo logrará. Su perseverancia, aspecto que le funciona como guía, junto con su sensibilidad e imaginación hacen que su discurso se reafirme, se consolide y esté acorde con los lenguajes renovadores de la nueva generación de jóvenes artistas a la cual el pertenece.

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