Lo inmóvil de las formas
Por Maybel Martínez
La realidad cubana, durante décadas, ha sido compleja y contradictoria. Como todo contexto dónde el sujeto se desarrolla, es motivo de recurrentes aproximaciones y críticas desde espacios sociales, políticos y culturales. Esa aparente calma a la que muchos nos hemos acostumbrado en nuestro día a día, esconde tormentas.
La producción artística de Alex Perera transita por un constante ir y venir a su contexto inmediato. En sus series traza atmósferas discordantes entre sí, dónde se contraponen obras aparentemente neutrales con ejercicios agrestes e hirientes. Bajo lo visible se esconden estados de ánimo que se muestran a través del uso del color y la hilaridad de las líneas. Obras que más allá de la superficie pictórica, se construyen como capas de cebolla y ostentan un marcado carácter autobiográfico. Según el statement del artista, en su proceso de creación procura representar en el plano físico, una experiencia personal generada a partir de su diálogo con el entorno, para pretender una reinterpretación de patrones y elementos que le circundan: estereotipos, doctrinas de enseñanza, los medios de manipulación masiva (…) los cuales interpreta y modifica, para ofrecer una visión personal y crítica de los mismos.
Es a partir de la temática sobre la que se sustenta cada serie que se establecen los métodos de producción y el lenguaje pictórico a seguir. Alex recurre a varios medios de realización que fluctúan por el uso del grabado, la pintura y el dibujo.
Like a Stone, una de sus series más extensas, toma como elemento neurálgico la piedra. En sus propias palabras este objeto no trata de ilustrar la naturaleza, sino de revertir el proceso y que sea la naturaleza la que genere la ilustración, no de imágenes, si no de sentimientos, emociones. Estableciendo una conexión más allá de la naturaleza y el hombre, esperando la dimensión intangible que genera la imagen visual en el ser. Una conexión que no es más que un portal temporal entre el cuerpo del individuo y el entorno que le circunda. Muestra de la coexistencia e importancia que tiene la espiritualidad del ser como mediador entre lo físico-natural y lo interno-espiritual.
La serie me recuerda el mito Sísifo, dónde el rey corintio luego de múltiples artimañas obtiene un castigo divino, al imponerle Zeus la tarea eterna de hacer rodar una roca por una colina en las profundidades del Hades. Un mito que puede ser considerado como una metáfora de la vida contemporánea que lacera al sujeto, tal como los antiguos héroes, a soportar circunstancias extremas y sobreponerse a ellas. Tal como Sísifo empuja su pesada roca montaña arriba, debemos tomar conciencia de nuestra realidad y ser consecuentes con nuestras decisiones y las implicaciones que estás nos imponen. Like a Stone juega con la dualidad del concepto de lo inmóvil, la noción de lo estático e invariable en contraposición a ese estar en continuo movimiento, aunque no lo logremos distinguir. Una transformación oculta en la naturaleza y en los fenómenos del tiempo.
La serie Rostros muestra seres hirientes donde deconstruye la imagen que de sí mismo ostentan los sujetos en su desarrollo sociocultural. Las obras son una especie de espejo, otro, que no nos devuelve la imagen que no queremos ver de nosotros mismos. Una jerarquía de dominación que se estable a partir de mecanismos homogeneizantes, adoctrinadores y colectivistas. Obras de una clara insistencia gestual, sobre las imágenes representadas.
Cerdos tiene una percepción mucho más literal y lineal, poniendo en tela de juicio el universo construido basado en las interacciones sociales y la moralidad que estas imponen. Alex declara sobre ella: …es una serie donde pretendo mostrar la parte interna del ser humano, sus vicios, debilidades, su verdadera identidad. Para ello represento animales como elemento simbólico que me permite construir una analogía para desenmascarar las más específicas formas de ser, actuar y pensar del hombre. La envidia, avaricia, el odio y por qué no, también las características más nobles como lo dócil, obediente y manipulable que puede llegar a ser el hombre, son algunas de las características, maldiciones o vicios que se presentan en esta serie como una crítica directa del entorno social y cultural que me rodea.
La obra de Alex Perera alude a esa frase de Walter Mignolo, de “soy donde pienso” un cuestionamiento al axioma cartesiano “de pienso, luego existo”. Su producción se sitúa en el aquí y ahora que vivimos, cuestiona la naturaleza humana y el contexto que los sujetos y las estructuras de poder esgrimen. Pensar nuestro contexto sin negar los referentes que nos constituyen como seres humanos. El ser como un contenedor de conocimientos que generan aptitudes y máscaras sociales, en función de lo correcto. Alex nos ratifica que, en muchos casos, nada es lo que a simple vista damos por sentado y esgrimimos como verdades absolutas.