Ernesto Gutiérrez Moya en su singularidad, elabora el contenido ficcional de sus visiones, por encima de toda tiranía de sujeción a la realidad de los contextos.

Ernesto Gutiérrez Moya en su singularidad, elabora el contenido ficcional de sus visiones, por encima de toda tiranía de sujeción a la realidad de los contextos.
La obra de Tamara Campo es delicada, trashume elegancia y armonía, elementos que no contrastan con sus dimensiones, si no que la completan.
“Mi obra es la traducción simbólica de mi pensamiento crítico”, dice Julio Lorente justo cuando se completan 60 años del triunfo revolucionario de 1959.
“Sobre el hombro” es una serie fotográfica que aborda dos líneas de trabajo; la temática del retrato y mi interés en los objetos como depósito de significados.
Las creaciones de Hildamaría Enríquez tienden abrir un espacio entre cuyos márgenes coexisten violencia, delicadeza, erotismo, pulsión de vida y de muerte.
Acercase a la obra de Héctor Frank, significa confirmar una vez más que la historia del arte representa un territorio minado por los más diversos enigmas.
Lidzie Alvisa es una artista conceptual que utiliza la fotografía como medio de expresión creativa, además del dibujo, la escultura, la instalación y el performance.
Ernesto Capdevila es un artista brillante, que ve, escucha y siente con gran profundidad. Su obra es una amalgama de pintura, madera y poesía.
La autorreferencialidad tiene un papel muy importante en la obra de Gertrudis Rivalta; sus raíces, sus experiencias o su condición de mujer cubana y mulata.
En general, el discurso artístico de Ernesto Benítez registra un sustrato filosófico y antropológico muy sugerente y actual.
La obra de Serlián Barreto es una suerte de escritura que refrenda el estacionamiento aleatorio y las permutaciones insinuantes del espacio de lo barroco.
La obra de Marlys Fuego dentro de las prácticas artísticas contemporáneas se basa en el tratamiento del erotismo como tema principal.
Al detenernos en las obras de Jorge Luis Miranda Carracedo, puede sentirse la indeterminación de un estadío temporal, así como la alusión a un no-lugar.
La idea como carácter efímero, centrándose en la perdurabilidad de la huella. Mostrar aquello que emerge de un suceso o una inquietud.
Franklin Álvarez se vincula a una profundad capacidad de dialogar con numerosos símbolos y referentes que ilustran la vida cubana en las últimas décadas.
Si bien debemos comenzar por lo que hay, en este caso preferimos hacerlo por lo que no hay, lo vaciado, lo ausente o lo no existente.
Lo que Alberto Domínguez nos presenta, son espacios desde donde se ejerce y se construye la filosofía del Aparato ideológico del Estado.
Daniel Barrio conoce los matices de la soledad, discurre sobre la vacuidad, conoce el maniquí inexpresivo y el alma vacía.
La obra pictórica de Juan José Blanco Lozano es portavoz de una angustia social determinada por sus personajes existencialistas y su circunstancia insular.
El lenguaje hiperrealista se halla entre las preferencias del arte emergente cubano y el quehacer de Osley Gil es uno de los ejemplos que lo verifica.
Las disímiles influencias que tiene la obra de Michel Blázquez, encontramos referencias como el cubismo, el expresionismo y el surrealismo.
Abisay Puentes, es el mejor reflejo de su pintura: una obra abierta, permeada de símbolos, claves; donde el individuo amenaza con perderse.
La obra de Sandra & Emmanuel es una suerte de simbiosis entre un hiperrealismo demodé y un esfuerzo “lúdico” desde la representación.
Libros empaquetados, abiertos en círculo, amarrados con un cable, apenas sellados por una tira, aparecen en las obras de Yasiel Álvarez.
Leticia Sánchez logra reencontrarse con la intimidad ideal que le ofrece la enajenación mental, apropiarse de fotogramas cinematográficos.