Stories (ES)

Frank Rodvent

El síndrome de la polaridad

Por Yenny Hernández Valdés

Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos:
los semejantes y los antagónicos son lo mismo;
los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado;
los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades;
todas las paradojas pueden reconciliarse.
EL KYBALION

Para unos, la diosa Bía es la personificación femenina de la fuerza y la violencia, y solo conocen de ella su carácter irascible e impetuoso. Para otros, Bía es considerada una deidad protectora y orgullosa, que defiende sus creencias y sentimientos llegando a desatar una fuerza indómita en pos de alcanzar su objetivo. Ciertamente, en ella se condensan dos polos opuestos de caracteres y pasiones. 1

El síndrome de Bía se advierte actualmente en puntos claves de la sociedad, en los sujetos, en sus modos de pensamiento, en las inquebrantables estructuras políticas y de poder, en el universo cultural y en el desarrollo de las diferentes comunidades. El acaecimiento de una sociedad devenida a golpe de globalización, hace que los matices se diluyan ante los extremos de acción y de espíritu que movilizan al sujeto. Absolutismos sinsentido son aceptados tal cual, reglamentados e implantados de manera que llegan a convertirse en leyes, en verdades autoritarias sin posibilidad de cambios.

Precisamente los predios del arte resultan una zona rica y sensible en la que el “efecto Bía” se cocina en ebullición. Ello se manifiesta así en las obras de un artista cubano, autodidacta de formación con una suerte de vocación por el arte increíble, que explora a conciencia y con minuciosidad aquellas inquietudes que en su interior aún no están resueltas, planteadas a través del lienzo, la instalación y la legendaria técnica del dibujo.

Frank Rodvent (La Habana, 1982) es auténtico en su trabajo. Investiga detalladamente el tema que le interesa volcar en sus piezas, halla curiosidades, establece conexiones e incorpora a su búsqueda una dosis de creatividad y contrapunteos interesantes. También trae a colación, durante su pesquisa, un cúmulo de anecdotarios personales, de vivencias familiares que lleva consigo. Su modus operandi se basa en el concepto de la polaridad, de la dualidad de perspectivas. Siendo así, Bía adquiere cuerpo y concepto en el arte de Frank Rodvent. El término violencia lo presenta desde la probabilidad dual de su significado, anclado este en el contexto y experiencia individual de cada sujeto.

El artista aborda lo cotidiano mediante filosofías asentadas, y lo hace desde la subjetividad de diferentes puntos de vistas, todos válidos y posibles. Utiliza el recurso de la ironía y el matiz humorístico en sus obras, en las que el intríngulis de cada una es susceptible a los cuestionamientos. Hace convivir en sus lienzos e instalaciones ideologías contrapuestas, iconos conflictuales en su significación, antagónicos temas de incumbencia individual que alcanzan niveles macro de orden social. Pululan en su producción objetos y elementos variadísimos en forma, funcionalidad y grado, entre los que cabe mencionar granadas, monedas, grilletes, nudillos de boxeo, cadenas, letras e imaginería popular: todo un diapasón simbólico que encuentra su mayor valor en el enfrentamiento con su contrario.

Las piezas que componen su serie Mask se anclan en la diatriba discursiva del poliedro: todo es variable, todo es paradójico… El sentido de esta serie va más allá del mero concepto de la “máscara” en tanto barrera divisoria de estados diferentes. Se manifiesta en ella el sentido del desdoblamiento, de lo que conocemos y de lo que nos imponen conocer. Y dígase desdoblamiento como herramienta para mostrar otras posibles rutas de aprehensión de los supuestos cánones de belleza, o para advertir temas picantes como la violencia desde otros ángulos tal vez no tradicionales pero sí existentes y practicables, a través de lo cual concientizar sobre tópicos complejos cuya aplicación a la realidad depende de apreciaciones subjetivas más que preestablecidas.

Frank Rodvent explora las paradojas e intenta favorecer un maridaje posible entre opuestos. En ese sentido, su labor adquiere un matiz de riesgo y de reto al unísono. Riesgo en tanto sea capaz de reinventarse cada vez un discurso polémico, en el que proponga otras pistas para la exégesis de significados sugerentes. Reto en el sentido de continuar despertando la fiera impetuosa de la diosa Bía, con el afán de encontrar siempre posibles matices en los extremos opuestos.


Bía es la diosa de la fuerza y la violencia. Junto a su hermano Kratos se caracteriza por su entrega al deber que le fue encomendado sobre la protección de Zeus. Su capacidad bélica es admirable, se caracteriza por ser precisa a la hora de la batalla y la más letal. Aunque se conoce como una diosa de dura personalidad, siente un gran afecto por sus hermanos Kratos, Zelo y Niké, por los que no dudaría en alzar su puño en batalla, impidiendo que ellos sufrieran en manos de otros. Su armamento representativo son las espadas dobles.

 

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