Stories (ES)

Harold Vázquez

El Don de la palabra

Por Antonio Correa Iglesias

La palabra obsesiona a este creador. La palabra que se busca en el silencio, las palabras que se resguardan en los tonos magros de las texturas. Las obras que ha venido produciendo en los últimos años Harold Vázquez están llenas de un llamado al diálogo, un diálogo pregonado por la experiencia de la comunicación. Estas obras en particular, recuerdan un ejercicio de reducción cromática y formal muy cercano a la manualidad del origami y a la escritura a la orilla del mar. Rememoran las palabras que se tiende en el silencio como puente que abriga otras palabras. Harold Vázquez ha logrado sudar sus fiebres y agonías en torno a la necesidad de expresar lo inexpresable.

Haciendo suyo aquello que Roland Barther recordaba: “Los objetos no trasmiten solamente informaciones, sino también sistemas estructurados de signos, es decir, esencialmente sistemas de diferencias, opiniones y contrastes expresados en palabras”. Con una sutileza que busca en lo mínimal no la recurrencia ni la falsedad y mucho menos el efectismo, la obra de Harold busca y encuentra en lo instalativo, lo objetual y por supuesto lo bidimensional no la fácil asociación de un conjunto de obras, sino la voluntad por explorar desde estas morfologías formas expresivas que, desde las palabras se desvanecen. Recuerdo ahora ese bello pasaje de “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar cuando el protagonista, dice que ama la lengua griega “por su flexibilidad de cuerpo bien adiestrado, su riqueza de vocabulario donde a cada palabra se siente el contacto directo y variado de las realidades” (2). La palabra, las palabras que hoy nos asisten como Don, han recorrido un territorio cultural y llegan hoy, gracias a la vocación de este novel artista, cargadas de nuevos sentidos.


2. Marguerite Yourcenar. “Memorias de Adriano” Editorial Sudamericana Buenos Aires. 1955. Pág. 106

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