Stories (ES)

Jenny Brito

Nudos gordianos

Por frency

Desde mi infancia me llamaban la atención los juegos de palabras -aunque en lo personal sea fatal con los trabalenguas-. Mi abuelo paterno, protesista y poeta empírico como muchos de sus amigos médicos, me mostraba ese mundo del lenguaje con su extraño, casi británico, sentido del humor. Tal vez esa unión -entre flemático y pulcro sarcástico-, más algo de su interés literario y sonoro, sean caminos que generan en el ser humano una extraña aptitud para el juego con los lenguajes.

La personalidad de Jenny Brito tiene ciertos parecidos con ese tipo de mente y de sensibilidad: observadora, lacónica, analítica y reservada. De ahí tal vez que sus obras, desde hace unos años hasta el presente, sean más sintéticas, desprovistas de afeites innecesarios, casi rallantes en un minimalismo de método; aun en sus expresiones menos comedidas.

Antes exploró en una pintura de aliento neo-expresionista. Gradualmente derivó su creación hacia otras maneras expresivas, experimentando con el dibujo, el objeto, la instalación y el vídeo. Como otros artistas -que me resultan los más interesantes-, Jenny se mueve entre diferentes medios, según los tópicos que le interesen indagar. Esto la hace una creadora dúctil, flexible, que entiende al arte no como una trampa formal y tecnicista, sino como una herramienta para expresar algo más que se encuentra en el terreno de los conceptos y las problemáticas lingüísticas.

Sus obras, incluso desde operaciones aparentemente simples -pues más bien son resultado de lo que considero una interesante sintaxis discursiva-, nos conducen a juegos intelectivos y perceptuales que trascienden la simple contemplación retiniana y esteticista. Así nos dispone ante expresiones de liberación donde operan nuestras perspicacias o donde se ponen a prueba nuestras limitaciones o “miopías”.

De estos modos Jenny combina construcciones simbólicas que acrecientan el reino de lo paradójico. Porque nos hace percibir un algo que parece ser otro. Ella juega con lo simulado. Con lo que parece ser y no es. Con el non sense propio de un lenguaje evolucionado; por ende sarcástico, más allá de la ironía. Y estas estrategias propias de la retórica traen como resultado, en ella, obras no exentas de criticismo. Pero su enjuiciamiento es sutil, lejos del panfleto, más rico que el mero hecho de poner el dedo en la herida del cuerpo cultural y social que le ha tocado vivenciar.

Ya había referido en otros momentos su gusto por el diseño, la abstracción aparente de sus creaciones, su parodia de lo proyectual, empleando ciertas trampas de la percepción y del entendimiento o reconocimiento ontológico de un posible referente de lo real, para muchas veces subvertir esa noción de realidad. Porque, como otros que respeto, Jenny Brito nos sitúa en medio de la inexactitud de esa realidad que vivimos y que se nos presenta de modos también ilusorios en un mundo donde mucho se ha tornado difuso.

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