Stories (ES)

Luis González Rodríguez

Creatividad, sinónimo de inteligencia

Por Nathalie M. Sánchez 

La forma de expresión de Luis A. González, es la pintura. Sin embargo, no se limita a ella, sino que la alimenta con aquellas potencialidades sensoriales que le proporcionan la música, el video y los juegos de un niño. Para este artista,  cada uno de estos elementos funcionan como amplificador de los sentidos. Se puede decir, que toda su creación es una pintura, pues cada relación con cualquier otra manifestación, busca como propósito, el producir imágenes.

Su interés por la música no está dado por las estructuras rítmicas y sonoro-materiales, sino por las relaciones semióticas y de significado, y a la interacción que se establece con la propia imagen. Si pudiéramos calificar el resultado, sería una figuración que el mismo describe como una suerte de seducción y control, de manipulación del estado de ánimo de público. 

Otro de sus vínculos más simpáticos, y de los más notables, es su intento acertado de imitar la iconografía infantil. Con el nacimiento de su hija Lizz Isabela, su arte mutó de tal manera, que encontró sentido en los dibujos infantiles de su pequeña. Para Luis González: “el esquema arte-vida (de un artista) y juego-vida (de un niño) son estructuralmente, el mismo. Tanto el niño como el artista, toman de sus vivencias y, a través del juego, como de la obra, transmiten sus ideas e incertidumbres. Con el paso de los años el niño crece y se convierte en hombre, ya aquellas ingenuidades se transforman en grandes interrogantes, a las que tiene que dar respuesta”.

En sus creaciones, existe una retroalimentación, en la que el artista se nutre de su hija y ella de su padre. Un ejemplo de ello es su obra “De-generación”, un tríptico en el que se representa un cuadro del pintor neoclásico del siglo XVIII Jacques- Louis David, otro del artista Luis González y uno de su propia hija. Cada uno de ellos, nos muestra la misma obra “Napoleón cruzando los Alpes”. El primero corresponde al clásico cuadro de aquel siglo, mientras que los dos siguientes resultan una reinterpretación, realizada a partir de trazos infantiles. Estas pinturas, como un grupo que construyó posteriormente, pertenecen a una serie del 2019 llamada “Instinto de batalla”. La idea parte de un disco de música electrónica del mismo nombre, que contiene 8 canciones, y cada dibujo, pintura y escultura, que componen la serie, ilustra uno de los tracks del disco. Lo más importante de este CD es el concepto de resistencia. Según Luis: “es necesario resistir a obstáculos, ir abriendo camino y saber luchar por nuestras raíces. De esta manera, cada persona formará dentro de sí mismo un Instinto de Batalla, un instinto que te mantenga a La tentativa y alerta”. El disco deviene un homenaje a un grupo de personas que el artista considera héroes “después de luchar por un lugar mejor, a los que pudieron hacer la gloriosa Marcha del sobreviviente y a los que pudieron ganar la Romántica guerra de amor”.

En esta intención de homenaje, y de relación con la música y el arte infantil, el artista realiza una especie de parodia de las obras de Louis David. A través de dibujos al carboncillo y pinturas al pastel, recrea cuadros como el “Juramento de los Horarios” o el “Rapto de las sabinas”, tal cual lo hiciera un infante y adhiriéndole elementos que, en su conjunto, producen comicidad. Y es que el humor viene siendo una parte también importante de su obra. En sus pinturas, el héroe es un personaje fundamental, y rehace ambientes de batalla, en el que se representa ese conflicto social contextualizado en nuestra realidad. A través de textos escritos en el propio cuadro, podemos ver que se trata de situaciones vinculados al “fenómeno de la cola” como un hecho universal. Esto último, visto a través de la aparición en el catástrofe escenario, de personajes como Deadpool, Elpidio Valdés, o Bender, el robot de Futurama. 

Siguiendo esta línea de la parodia, Luis González se destaca también en la escultura. De pequeños formatos, construidas en diferentes materiales como piedra, resina y bronce, y en muchas ocasiones, con base de mármol, las piezas son imitaciones de caballitos de madera a modo de un balancín que funciona como un  “juguete” para niños. El personaje sobre el caballo es lo que el describe como un poderoso líder, representado a partir de un muñeco, y una vez más, está conectado con la idea de las personas que han sobrevivido a los obstáculos de la vida, y han temido que vestirse de héroes. En palabras del artista: “Este es el cuerpo de este líder a caballo, que incita a un pueblo a seguir sus ideales y a luchar por ellos. Además de ser el reflejo de toda una sociedad educada bajo una batalla ideológica, guiada por un único líder. ¡A la resistencia! es el llamado de este héroe, a la resistencia, pero en combate adelante”.

Otro mensaje nos trasmite sus esculturas en resina. También de pequeño formato, el personaje lleva consigo un cubo de pintura, a la misma vez que tiene esa pintura derramada sobre su cuerpo. El título de la pieza: “Automanipulación”, hace referencia a la persona que se autocritica, se automanipula para evitar que alguien más lo haga, y de esta forma, nos habla de otro tipo de heroicidad, y autorreflexión. 

Luis González es un artista que sabe divertirse con lo que hace y que conoce el verdadero significado de esa palabra. Su hija es su inspiración, su motor principal. Sus obras son espontáneas, con un sentido de la experimentación, entretenidas, auténticas y sobre todo muy creativas. Justamente por ello, consigue divertir a nuestra propia  inteligencia.

Luis González Rodríguez, Cuban Contemporary Artist, artista cubano contemporáneo
Luis González Rodríguez, Cuban Contemporary Artist, artista cubano contemporáneo
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