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Medialuna

Angry birds: un texto sobre Medialuna

Por Carlos Gámez

Es el movimiento de las artes visuales un espacio donde confluir sin timidez, un receptáculo para enunciar ideas semejantes, sin obtener contradicción ni pelea alguna. Pero no todos caminan con igual levedad en el compromiso con el arte, algunos cargan pesos reales, esos que te laceran el alma si no los sueltas, si no los pasas de a poco.

Los jóvenes son algunos de esos mulos que se aprovechan de las causas perdidas en la historiografía para solventar su presente. Por lo tanto, de ellos dependen las posturas equidistantes del movimiento entre ética, estética, mercado y moda. Con una coreografía manejada desde lo milimétrico, se pueden sortear los pasos básicos sin parecer común, y estar en la categoría Novel.

Medialuna es un colectivo de dos: Alfredo Coello y Osmani Domínguez, ambos con formación académica, ambos con inquietudes serias en el arte y sus caminos adyacentes, ambos preocupados por la forma de exponer su postura sin parecer dogmáticos, anquilosados.

La llegada de la muestra personal Pirulí en la galería Carmelo González, de la Casa de la Cultura de Plaza, fue un modo de concentrar su obra para adquirir una voz pública, una presencia bautizada por el establishment como real. Entonces sus obras, que por momentos se habían concentrado en una producción específica, XII Bienal de la Habana, tomaron el camino de los colectivos en el arte cubano actual, junto a Los Carpinteros, Stainless, los Serones y Squirlas.

Las obras de su actual producción se concentran en el imaginario objetual, es decir, como trabajan desde la escultura y la pintura, pueden obtener versiones bidimensionales, con un cierto guiño a lo tridimensional, y a su vez autónomas e impredecibles. La formalidad de sus piezas tiene como principal centro el carácter polifónico de cada objeto(s) construido por sus manos. Pues nunca serán reflejo realista de lo conocido por el espectador en su diaria vivencialidad, sino la mixtura entre la filosofía e intencionalidad de los autores, junto a la pátina del arte exquisito, ese preocupado por las texturas, luces y barnices.

Medialuna es un grupo que tuvo como principal motivación de nacimiento la necesidad de crear obras en una clave similar desde puntos de vista diferentes. Entonces, con posturas creativas que se complementaban, decidieron llamarse, como el lugar que los había formado desde niños, como el pueblo que les dio esas posturas éticas que hoy defienden a partir del sofisma, como principal manière de creación.

Cierto es que muchos jóvenes no se ocupan de sus principios conceptuales, de las ideas que provocan a partir de sus obras. Sin embargo, este colectivo personal lleva como bandera: la pregnancia de esos matices que nutren la cotidianidad de un background sofisticadamente violento. Son obras que se ocupan de narrar los subtítulos de las acciones, la palabrería que se le puede extraer a una escena intimista de una guagua, de una cola, de la despedida de un padre en la puerta de la escuela.

Cada una de las piezas lleva esa profunda intensidad de pensamiento que se debate entre el material que será escogido para representar la textura del referente real, y a su vez, el mito que lleva la metamorfosis que luego será visionada como objeto en el espacio. Las inspiraciones reales son manipuladas a partir de su visualidad, de la mirada que ellos quieren obtener. Son trabajadores de una óptica particular de Medialuna, Granma, porque no hay necesidad de venir a la urbe a convertirnos en citadinos, si aún queda tela por cortar en la trastienda. Muchas de las primeras obras de este dúo provienen de su anterior vida, esa que hoy da los frutos complejos de una actualidad fresca, urbana, y una sensación de eterno resabio.

Algunas obras como Caridad, (mixta-lienzo, 120 x 150 cm) tienen cierta relación con su versión objetual que las distancia para obtener dos tipos de público en una misma enunciación. La Caridad, (escultura, 200 x 90 cm de diámetro) es un cuerno de la abundancia que se nos presenta en su hechura desde la agresividad del alambre de púas con que se ha tejido, mientras que la pintura lleva igual figuración, pero matizada con el fondo neutro, las luces en la estructura y los tonos oxidados que funcionan como sello en el resto de las piezas.

Para comenzar los pasos en este ámbito, la postura frente a la obra de arte es fundamental, no se ve con igual nitidez con la pupila dilatada, lentes de contacto o con el ceño fruncido. Hay que saber mantener el equilibrio para seducir un enjambre de ratones, hay que tocar muy bien la flauta para callar a esos otros pájaros.

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