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Roger Toledo

Disponer el color

Por Etien Martínez Román

Roger Toledo es uno de los mejores artistas de la plástica joven cubana. Con una obra coherente sin ser homogénea; donde es fácil distinguir motivos que evolucionan tanto en la forma en que los plasma como en las cuestiones que resuelve desde ellos. Abstracción con influencia explícita de Malevich y Rothko, que impone la gama expresiva en el trazo, la textura y la iluminación.

Su método de trabajo es la concreción de un ánimo enjundioso que siempre él ha dispuesto con sus obras. Metódico al extremo, ajeno a lugares comunes, permitiendo un inusual estudio sobre cada pieza y una aún más sorprendente convergencia con el orden intuitivo que incorpora. Habla así de lo que ha podido razonar y hace experiencia del acto de traducir el color. Acto que tiene un hito con la serie Días en el museo…, en la que mucho se gana con esta visión cromática de la historia del arte cubano. Roger con esta obra lleva a su máximo la labor de intérprete que ha desarrollado en series anteriores en las que es capaz de extraer de una pintura los cromos que mejor la tipifican.

Sabe él también insertarse en el concepto compartido y de ahí su éxito en la participación de muchas exposiciones colectivas o el magnífico trabajo que realiza, con otros artistas, en la promoción del arte joven cubano en la reconocida Fundación Ludwig de Cuba.

Una explícita continuidad en la obra de Roger se da en la progresión de las soluciones formales y conceptuales. Un estilo muy distinguible que sobrepasa las diferencias en los formatos muestra una obra que no incorpora ni banalidades ni soluciones rápidas. Un riguroso trabajo que tiene la precaución de explorar en la abstracción antes de incorporar a una representación figurativa todo lo que ha descubierto con los elementos puros.

La propuesta más importante en su obra es el patrón de color. Su ordenamiento se vuelve explícito y Roger propone que los cuadrados que emplea para segmentar el espacio solo sea una selección (elegante por convencional) para el orden espacial que pudo haberse alternado si se hubieran dispuestos o triángulos o hexágonos, caso de exigir otra forma regular para dividir completamente el espacio. Se organiza este y se da la imagen desde el color. Debe supeditarse la luz y la figura al color que se dispone. El eje de toda la atención que porta el cuadro es el color y sobre él debe formarse también un centro que indique cómo observar a los otros elementos que lo conforman.

La obra de Roger comienza con instalaciones en madera donde, desde la abstracción, configura el espacio obligando al receptor a una percepción frontal. Ellas establecen el primer interés del artista: la segmentación del espacio y su subordinación a la imagen. También son otro dato sobre una característica importante de su método de trabajo: la preferencia a un sistema analítico en la labor artística. El origen de este proceder está en su interés temprano por las matemáticas, que vincula también en sus exploraciones sobre la perspectiva. Roger no aplica, sin embargo, esa tendencia poco original de empastar ciencia y arte, sino que se sirve de los sistemas de ciencia para estructurar una obra plástica que se distingue en su entorno creativo.

La mezcla de pintura con instalación en madera también evolucionará desde el simple ensamblaje de bastidores en donde dispone lienzos con colores planos hasta elaborados marcos que contienen a pinturas sujetas a la estructura visual que impone la madera. Estas piezas, resultado de una acuciosa indagación sobre la significación del marco en la historia de las artes plásticas, son uno de los retos más difíciles que Roger mismo se ha puesto, porque debe lograr una coherencia marco-lienzo donde ambos deben tener un rol esencial en la obra acabada. Si se piensa que, debido a la compleja elaboración de los marcos, es una obra meritoria por su trabajo en la madera, debe tenerse en cuenta que las pinturas que en ellos dispone, tienen que resultar piezas excelentes que no sean opacadas por los marcos que las limitan.

Siempre Roger escoge la mudanza de medios y formatos y su cambio de la abstracción a tendencias más figurativas sirve para confirmarlo como artista que no limita su obra más que a la idea que propone plasmar. Dos etapas importantes de estos cambios son las residencias de verano en Yaddo y Studio 1606, en Estados Unidos, donde Roger explora sobre un tema que allí resultaba el más inmediato para plasmar: el paisaje. Con toda la experiencia de estos lugares concibe una pieza, la más reciente, donde reúne y analiza sus mayores intereses: el patrón y el color.

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