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Yunior La Rosa

Pluralidad de la materia

Por Nelson Herrera Ysla

Resulta atractivo pensar que a partir de especulaciones libérrimas sobre la conocida frase bíblica “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, Yunior La Rosa construye sus más recientes propuestas estéticas –por lo general un singular universo de objetos a escala pequeña-, para discernir sobre el alucinante poder de las ideologías en el comportamiento individual y colectivo, visto a través de uno de sus mediadores más perseverantes, la letra impresa, ya sea en sus tradicionales formas de carteles, periódicos, libros, folletos, como en logotipos que adquieren, de manera temporal o permanente, capacidad simbólica. Desde la aparición de la imprenta, todas las ideas que en el mundo existieron y existen han pugnado por su visibilización para hacerse sentir en mentes y corazones de cada ser humano, valiéndose de recursos insospechados, novedosos, atrayentes, seductores, tanto en signos verbales como no verbales.

Tal materia prima, desde hace siglos, actúa en nuestra vida cotidiana casi de manera natural, orgánica, al formar parte del imaginario social y político sin que reparemos en ello. Este artista, consciente de tal poder (dominante y hegemónico sea cual sea su expresión y forma finales) se esfuerza en demostrarnos su pluralidad y alcance en el complejo mundo de la visualidad que cada vez se expande y sorprende más. Pero él confía en el texto, en las palabras y en uno de sus soportes preferidos, el papel, para instrumentalizar un proceso de concientización que considera necesario para comprender ciertos aspectos de nuestra cotidianidad, a pesar del empoderamiento que han adquirido hoy las imágenes en vastas esferas del conocimiento y saberes compartidos.

Su trayectoria artística, sin embargo, se vislumbró fundamentalmente objetual en sus inicios, al apropiarse de elementos domésticos (cacerolas, cocinas de gas, alfileres, velas) y elementos de la simbología militar para dotarlos de nuevas cualidades formales y significados, que luego fotografiaba y convertía en impresiones digitales deslumbrantes e iluminadas en primeros planos, validadas incluso en tanto retratos. Su afán consistía en alertarnos sobre las tantísimas posibilidades de nuevos usos que tienen esos elementos al añadirles, además, dosis de humor e ironía, interesado también en las perspectivas abiertas cuando ingenio e imaginación se convierten en sólidos aliados de la creación artística.

Heredero de un conceptualismo que asume códigos y esencias locales (casi una nacionalización del mismo), su lenguaje se inscribe en ese espíritu universal, global, que atraviesa fronteras y límites sin pedir permiso y del cual parece imposible rehuir a estas alturas con el impacto de la comunicación y las redes sociales. Graduado de Artes Plásticas en la Academia San Alejandro de La Habana, expone con regularidad en importantes instituciones en Cuba y México, así como obras suyas forman parte de varias colecciones privadas en la Isla y el extranjero. Sus estudios, por otra parte, en talleres de fotografía en Cuba lo han llevado a dominar en lo fundamental esta expresión y sus técnicas, al igual que lo aprendido en encuadernación de libros y museografía. 

Esta formación poliédrica es resumida en obras que en su más reciente etapa denotan síntesis y elaboraciones formales de impecable factura. Al igual que los conceptos de los que parte para construir su discurso sobre el rol de documentos políticos, artículos de prensa periódica, slogans y símbolos en la sociedad. Transformados en pulpa de papel ironiza sobre su efectividad ideológica al convertir ese material blando en objetos de construcción como lozas, bloques, ladrillos, cernidores, y exhibirlos en formatos pequeños y medianos, o paneles compuestos por muchos de ellos. El resultado es un proceso de estetización de lo ideológico como única o posible manera de consumir tantas ideas atrapadas en periódicos, libros y revistas, luego de cumplidos los objetivos para los que fueron hechos y que resume ejemplarmente en su reciente conjunto de obras titulado Materia gris.

El arte del reciclaje adopta en Yunior La Rosa un espíritu mediador, punta de lanza hacia derroteros que él impugna al poner en evidencia la sospechosa utilidad de ciertos residuos y desechos considerados casi sagrados por establecidos grupos de poder. Cuando realizó, años atrás, sus libros-paisajes mostró las posibilidades de refuncionalización y transmutación de un estado a otro de la materia prima con la que trabajaba, a partir también de un rejuego semiótico y polisémico que nos acerca a pensar en rastros de una memoria lejana y cercana a la vez. Ahora desaparece la misma para convertirla en base y sustentación de un discurso sutil y refinado, propio de un conceptualismo que se permite lujos y atracciones como el uso del color y un inteligente balance mediante paneles de grandes dimensione sobre pared, lo cual la hace más atrayente. A ello contribuyen los textos de algunas obras, en forma de placas, para enfatizar verbalmente lo realizado en imágenes de dos y tres dimensiones. Sobrecogen en cada obra las alusiones al contexto nacional, a una insistente continuidad de paradigmas ideológicamente obsoletos. 

Si de logotipos se trata, entonces el artista deifica su planimetría en acuarelas sobre cartulina que recuerdan arquitecturas y construcciones, algunas laberínticas, espaciales, al dotarlas también de cierto monumentalismo contemporáneo, lo que denota su hábil manejo de los instrumentos convencionales del dibujo en conjuntos asistidos por la síntesis formal. Esta pluralidad acusada revela a un creador desprejuiciado en torno a las formas que han de adquirir sus propuestas sin importar la índole o cualificación de los materiales empleados. Todo vale, parece decirnos, para mover sus ideas en cualquier dirección incluyendo la escultórica.

La coherencia y organicidad de su discurso estético, contribuye a imaginarnos un creador dotado de herramientas tradicionales y a su vez novedosas en el panorama de las artes visuales contemporáneas de Cuba. De difícil inclusión en registros de tendencias o corrientes hegemónicas, Yunior La Rosa contribuye a moldear un espacio significativo que se perfila en algunos creadores jóvenes por su exquisita elaboración morfológica y la claridad de sus ideas, el manejo delicado del humor, la ironía, y alejado de banalidades o superficialidad cognitiva.

Yunior La Rosa
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