Stories (ES)

Luis Manuel Otero

Los héroes no pesan

Por Estela M. Ferrer Raveiro

En la etapa actual, la era digital, del performance, del net art, de la vídeo-instalación, un crítico puede dejarse seducir por la trampa de obviar o desestimar otras manifestaciones más tradicionales como es el caso de la escultura. Sin embargo, los artistas y las manifestaciones son así de caprichosos, sorprenden a un crítico cuando menos lo espera.

Los héroes no pesan, es el título que el artista, Luis Manuel Otero Alcántara le ha dado a una de sus últimas series de escultura. Premiado en la IV Bienal de Talla, sorprende con este conjunto de obras de mediano formato donde, sin dudas, demuestra que la frescura de la creación solo requiere deseos de trabajar y talento.

Es destacable en el caso de este joven creador, su condición empírica. Precisamente por ello, se respira en sus obras una estética más dinámica y explosiva, que se desentiende del habitual tallado sensual y académico al que nos ha acostumbrado la escultura de salón. Es cierto que cada etapa que han atravesado las manifestaciones de las artes visuales, en su momento, ha sido amparada por grandes figuras, pero la escultura también puede adentrarse en la polémica y decir cosas desde la provocación.

El trabajo de Luis Manuel Otero, si bien va tomando ya un sello que lo distingue, se declara abiertamente deudor de los presupuestos de la estética povera, ya que trabaja con materiales naturales como: la madera, la tela, el papel, el aluminio, etc. Una estética fraguada del conocimiento de su natal Cerro y de las experiencias multiculturales.

Es la suya una propuesta que no puede desligarse del cotidiano. Al mismo tiempo, se demuestra que se puede hacer una obra con una gran economía de tiempo y de recursos. Una obra que partiendo de un pie forzado, la visión del héroe, genera toda una serie de piezas que son portadoras de un lenguaje unitario, conformado a partir de la talla y del sometimiento del material al proceso de quemado natural.

Alcántara hace una revisitación de la temática de la iconografía heroica. Tema que roza toda una tradición en la Historia del Arte Cubano. Las fricciones entre el artista, la institución arte y las políticas culturales, es una relación que tampoco ha obviado Alcántara. Sus obras parecen indagar en la condición dependiente de nuestra especie. Tal vez en esa necesidad humana de pensar en un futuro, de trazarse metas y como todo ello conduce al establecimiento de relaciones políticas, sociales, regidas por antiguos conceptos y bases. Así se construye una existencia pautada por normas, reglas que apresan al sujeto.

Los héroes de Alcántara no se proponen ser ejemplo, portan su medalla, pero han perdido mucho en el trasiego, han atravesado un camino árido. Traen consigo una cruz, su cansado caballo, o cualquier otro utensilio. Son seres incompletos, maltrechos, apresados por una red de alambres que no son más que la representación metafórica de un concepto ya tan gastado y manipulado por los años.

Los héroes de Alcántara son de madera, no pesan; no porque sea liviana la responsabilidad, sino porque nos propone otro punto de vista. Sus héroes surgen de la tierra, de ese elemento primigenio, natural, son hombres. Héroes fragmentados que no esconden sus defectos, ni su enajenación. Hombres que no pueden escapar a los arquetipos y que tampoco lo desean.

Pareciera que realmente debe indagarse más en las producciones emergentes y en los espacios que son menos favorecidos en la promoción. Tal vez, abrir un poco más el diapasón para tropezar con estas nuevas creaciones que tanto aportan a nuestro arte contemporáneo. La diversidad y la pluralidad son importantes, sobre todo en el escenario de las artes.

Por lo pronto, esperamos ver más del trabajo de Alcántara, de los juegos y el coqueteo con los conceptos. Queda hecha la invitación al encuentro con una escultura diferente, de raigambre completamente contemporánea y sobre todo, cargada de energía y provocación.

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