Stories (ES)

Marco Arturo Herrera

El reinado del expresionismo

Por Daniel G. Alfonso

Grandes formatos, un dibujo desenfadado, pintura dinámica, gestual y exquisita, empleo de colores estridentes, apego al expresionismo de las vanguardias europeas del siglo XX y, postura complaciente y de crítica social, son las características principales de la producción visual del joven artista Marco Arturo Herrera Orbe (1991). Su quehacer progresa, su espíritu artístico siempre está en busca de nuevos temas para plasmar en el lienzo. Eso sí, pinta porque le satisface el propio acto de pintar.

A pesar de su corta edad, sus telas poseen un vocabulario muy personal que las hacen reconocibles en el universo plástico contemporáneo, tanto en la escena nacional como en el extranjero. Cada serie que ha abordado, permite apreciar la evolución de este artífice desde su graduación de la Academia de Bellas Artes San Alejandro hasta la actualidad. Los pasillos y las aulas de esta institución, fueron de gran importancia para su creación y para el desarrollo de su discurso fresco y de un alto refinamiento humorístico. Desde su inicio, se ha distinguido por el empleo del retrato como una de las temáticas más recurrentes, pues a través de este nos acercamos y dialogamos con cada uno de los personajes que se encuentran al interior del cuadro; asimismo, ha logrado crear una iconografía propia basada en el modo de dibujar el rostro y algunos objetos que acompañan a sus actores.

Deudas, influencias y legados, en su obra, son identificables. Reconocemos los presupuestos formales y conceptuales de autores como James Ensor, Francis Bacon, André Butzer, Kenny Sharf, Antonia Eiriz, Tomás Esson, entre otros. Sin embargo, es a Rocío García y su taller pedagógico (Nuevas Fieras) creado en noviembre de 2007 desde y para los estudiantes en la academia, a quien Marco -que lo integra en el año 2010- le debe el haber sido parte de un espacio que le posibilitó edificar su propio universo pictórico basado principalmente en la estética infantil. De la artista, podemos decir que adquirió conocimientos sobre las posibilidades expresivas del color, de composición y, de cómo liberar el instinto para transfigurar todo el ambiente que le rodea.

Posteriormente, en 2011, Marco Arturo finaliza sus estudios en San Alejandro. Realiza, en la Galería Sitio 18, en la propia institución, la muestra Carnaval, una de las series más completas que resume y pone en práctica todos sus aprendizajes y los axiomas de los revolucionarios del color y del expresionismo. Esta su primera etapa, remeda las máscaras de Ensor; se siente atraído por esta morfología, por sus colores brillantes y sus disímiles formas expresivas. En cada uno de los lienzos, aparecen estos rostros aglutinados que, en algunos casos, están bien definidos por la línea negra que los delimita y, en otros cuadros, se hayan resueltos a partir de pinceladas de color a la manera de un impresionista con espíritu fauvista. Sus personajes, caricaturescos, representan episodios mentales del artista y, en ocasiones, abordan aspectos o significantes de su cotidianidad. La repetición, es uno de los componentes que caracterizará su producción por estas fechas, forma parte fundamental de sus pinturas.

Sigue avanzando, cada paso dado nos muestra seguridad en lo que hace. Su camino, en este caso, nos condujo hacia lo que puede ser catalogado como su primera exposición personal. Bajo el tópico irónico y satirizante -y hasta político si se quiere, no lo descartemos- Estudio, Trabajo y Condón aborda desde las salas del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño nuevas preocupaciones ligadas a su universo más cotidiano, a nuestros avatares del día a día.Aproximadamente quince telas colgaban de la pared y nos mostraba la ruta por la que se encontraba el joven Marco Arturo Herrera. Es un momento, en el que su obra, su pincel y su pensamiento han madurado. Cada representación, impacta la retina del receptor, sus colores estridentes comienzan a mezclarse con tonos pasteles, los empastes se hacen más evidentes hasta el punto de crear elementos tridimensionales en el cuadro. Su línea creativa cobra fuerza y da indicios de un sello muy particular.

En el año 2013 las ambiciones del artista crecieron y sus intereses se enfocaron en una nueva serie de trabajo que da título a su más reciente exposición, «La Familia Real» (Galería Galiano, 15 de abril hasta el 27 de mayo de 2016) agrupa seis lienzos y una caja de luz que permite apreciar como su léxico iconográfico se enfoca hacia la sociedad aristocrática y el contexto en el que se desenvuelven y desarrollan. En la historia recreada desfilan personajes (reyes, princesas, duques, plebeyos) construidos por Marco Arturo para, desde la metáfora y la ironía, plantear códigos y estrategias que logran establecer un diálogo directo con el universo imaginado, la realidad contemporánea y sus propios conflictos que a su vez nos pertenecen.

Este es un momento en el que la obra, su pincel y su pensamiento han madurado. El lenguaje y los recursos plásticos son otros, a partir de esta exposición vemos en el quehacer de este creador un vuelco formal en el que se mezclan diferentes manifestaciones artísticas. Su mirada se ha detenido por unos segundos en algunos artistas de generaciones anteriores, por ejemplo como Lázaro Saavedra y Tomás Esson lo hicieron en algunas ocasiones Marco Arturo en esta muestra interviene la pared como un elemento más para ayudar al espectador a encontrar un significado en la obra. Otro punto de contacto que se puede establecer es con la instalación La caída de Ícaro de Humberto Castro en cuanto al resultado final de colocar un objeto instalativo frente a un lienzo para completar la narración que desea transmitir el artista. Asimismo, encontramos semejanzas con la estética de la Old School norteamericana, un elemento que le es muy cercano por su labor como tatuador; de aquí toma prestado el gusto vintage, el manejo de la línea negra y gruesa basada en trazos que simulan un dibujo a mano alzada y la representación de flores, espinas, corazones, etcétera.

Este nuevo repertorio visual en el que las familias más ricas controlan los diferentes sistemas de gobierno y, a su vez, se encuentran envueltos en una clásica lucha por alcanzar el poder. Cada miembro de «La Familia Real» quiere izar su propio estandarte, para ello se valen de la doble moral, del engaño, de las inconsistencias políticas y sociales, entre otros tópicos. Marco Arturo, añade un aspecto novedoso, ha decidido salirse del formato del bastidor e interviene la pared de la galería en la que se halla colocado el lienzo; es decir, expande su soporte de trabajo para terminar la escena del cuadro. La expansión, debemos tener en cuenta, es una categoría plásticas que según su estudiosa la crítica de arte Rosalind Krauss, crea nuevas intersecciones que van más allá de los límites impuestos y posibilitan renovar las estrategias relacionales con el entorno y su contexto.

Los reinos de Marco Arturo Herrera, a pesar de su juventud, poseen un sello característico que lo convierte en uno de los gobernadores que emplea códigos estéticos y conceptuales del expresionismo que le permiten generar representaciones únicas y originales en el contexto del arte emergente de la Isla. Su quehacer irá con el tiempo ganando seguidores, sus obras a través de la ingenuidad infantil, la alegoría y la suspicacia nos hace reflexionar, pues sus pinturas lejos de la banalidad establecen diálogos directos con otros reinados marcados por las circunstancias actuales.

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