Stories (ES)

NÉSTOR SIRÉ

Anaideia y parresía*

Por Pavel Alejandro Barrios Sosa

Violentar las convenciones que sostienen un sistema de normas y cánones siempre represivo y por ende sustentador de un orden artificioso y conveniente en el que lo reglamentado, y no la lógica ni la razón, rige, organiza, permite y censura, parece ser el móvil recurrente del discurso artístico de Néstor Siré Mederos.

Sus primeras tentativas de imponer otra alternativa ante lo reglamentado y convencional se encuentran en el dibujo, el cual enmarcaba en una suerte de diafragma que proyectaba off stretcher, con el objetivo de violentarle, de manera creativa, en el espacio. Esta transgresión activaba el diafragma convirtiéndolo en un elemento más de la composición. Luego la norma se refuncionalizaba para adquirir un sentido estético, más práctico y eficaz.

Paralelo a esta etapa y con posterioridad sus tentativas de otras posibilidades que subvirtieran lo establecido se trasladaron hacia las intervenciones en el espacio público, aparecía entonces la serie de Señales, con sus variantes 1,2 y 3. Señales proponía una subversión hacia las normativas del tránsito en la ciudad. Desde la verosimilitud de la obra objetual (imitación de las materialidades, formas, modos de emplazamiento, tintes y texturas de la senñalítica del tránsito), Néstor proponía otro orden que aludía a la subjetividad del transeúnte. Es decir, en la construcción y/o reconstrucción de un sentido social está implícita la deconstrucción de las convenciones sociales. En la variante #3 de la serie, el artista exploró contenidos de corte ecológico que propiciaron la colocación de señales en el escenario natural, pero los mecanismos comunicacionales y las actitudes se mantuvieron invariables.

Justo en esta serie encontró el artista un referente a reconceptualizar y recontextualizar: la barra de precaución, la cual se entronizó como protagonista de una nueva serie: Barreras de contención. En lo adelante exploraría el espacio galerístico de múltiples formas y en diferentes soportes y técnicas que llegaron incluso hasta el body art. La irreverencia conseguía un referente objetual que obraba al mismo tiempo como elemento identificativo de un discurso y de una etapa creativa de Néstor Siré Mederos.

Sobrevendrían otros momentos en los cuales se debatió entre los presupuestos situacionistas y los del arte sociológico con una serie de intervenciones en diversos espacios citadinos y contextos sociales del país. A la par de su devenir público y con la misma obsesión de incidir en el tejido social a partir de experiencias cotidianas autorreferenciales, como formas de vivir el arte, Néstor creo una serie de videoartes que todavía le ocupan en los cuales es frecuente la reutilización de la señalética del tránsito.

“Creo en el arte comprometido con su contexto, como parte importante de las sociedades, en un aspecto activo y no en un arte solo para el disfrute visual y la recreación espiritual de las masas.” Es el planteamiento de quien goza los favores de Anaideia y se contagia irremediablemente de parresía, porque en estos tiempos ocuparse en hallar verdades, sublimarlas y encararlas parece cosa insana.


*En la filosofía griega (Escuela de los Cínicos) Anaideia encarna al espíritu de la provocación y de la irreverencia. Parresía es un término que procede del griego y significa literalmente «decirlo todo» “hablar libremente», «hablar atrevidamente» o «atrevimiento». Parafraseando a Foucault, el practicante de la parresia «no es sólo sincero… sino que dice también la verdad».


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