Stories (ES)

Noel Morera

Delirium tremens

Por Carmen Pallarés

Las obras de Noel Morera son bravas. Desprenden una ajenidad al sometimiento que, en los tiempos que corren, resulta admirable. Noel Morera nos permite que en sus cuadros, dibujos, objetos, mueble-esculturas, grabados y montajes se instale esa educación –ese vasallaje- que tan recomendable resulta hoy día para acabar triunfando, no en el mundo del arte sino en el mundo de las galerías en general, tan temerosas desde un tiempo. Morera, con su exposición Delirium tremens, es capaz de provocar un grado considerable de embriaguez mediante el combinado de energía, libertad, deseo, riesgo, sorpresa, malestar, admiración, incomodidad y falta de represión que contienen sus obras.

Este pintor muestra, en cada obra, su voluntad de intensificación y su valor para pensar por sí mismo; cuenta desde luego, con la buena calidad de sus dibujos, de su pulso como grabador, de su dominio del color y de su capacidad escenográfica. Noel Morera se expone mucho, y en ese grado de exposición personal contagia, obliga y hasta violenta con su acritud, con su desinhibición, con su ironía, con su crítica, con su realismo sucio por otra parte tan fantástico. Lo que vemos, lo que queremos y lo que rechazamos lo percibimos inmediatamente con las velas al viento, solicitándonos con cierta impertinencia una revisión personal, mas mediante la inteligencia del instinto vital que mediante la razón, el discurso lógico o la doctrina.

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