Stories (ES)

Tamara Campo

Símbolos sagaces y espacios transformados

Por Magaly Espinosa

“retoma con ellos la enunciación alegórica”

Caridad Blanco

En el año 2005, como parte de la exposición Heterónimos. Los otros de uno mismo,1 la artista Tamara Campo expuso la instalación Caminos cruzados, que le permitió lucir además de su habitual destreza formal, una perspectiva conceptual que atravesaba el encuentro entre dos heterónimos: la artista y una dealer. La obra estaba compuesta por un grupo de billetes grabados en madera y situados en el suelo, varias pinturas de estilo realista colocadas en las paredes y una proyección en vídeo que presentaba a la dealer en diálogo promocionando a la artista, en una entrevista que insistía en el tema de las relaciones entre creación y mercado, del dilema y los riesgos que estas conllevan.

La mención a esta obra viene dada por el lugar particular que ocupa en el conjunto de su creación, pues de una labor intensa alrededor del grabado y de objetos de diferentes formatos, donde predominaba el oficio, transita hacia una instalación de corte conceptual, en la que coincidían piezas xilográficas, obra bidimensional pictórica y la proyección de una vídeo-creación, de tal manera que sus componentes eran resignificados al ser interpretados por el público. 

Su temprano afán por temas vinculados a emblemas y códigos nacionales, como el tabaco y el dinero, junto a referencias que cuestionaban la presencia de personajes históricos, políticos o de la cultura popular, intentando contar otra cara de lo real. Este proceso le permitió, a través del uso de medios artísticos y formas creativas diversas, allanar el camino en el que se ha adentrado en estos últimos años. 

La técnica de la xilografía fue el soporte de su amplia producción, partiendo de esta técnica se pueden citar dos obras que nos acercan a los temas señalados anteriormente, y a un recurso frecuente en su poética, que consiste en conectar diferentes esferas sociales, como son la política, la religión y el arte. 

En el caso de la pieza Con el peso a cuesta (1995) se articulan contenidos políticos, religiosos y económicos. En ella, la imagen de Cristo está rodeada de una frase que se repite: ¿Dónde estás señor? Demandando su presencia en un mundo en el que el dinero decide muchos destinos. Mientras No soy quien parezco ser, contiene la imagen del héroe de la Revolución Cubana Camilo Cienfuegos esculpiendo un busto con su propia imagen, así nos acercamos a una faceta poco divulgada de Camilo como escultor, bajo un título que desea conducirnos hacia la persona que está detrás de la imagen monolítica.

Coincidiendo con un tránsito del grabado objetual a la escultura, en 1996, la artista acomete la instalación La Nube2 buscando las posibilidades de experimentación que este medio ofrece. En este caso, el espectador entraba en una habitación donde pendían del techo, a su altura, varas y cujes que sostenían las hojas de tabaco situadas muy cerca unas de otras, en apretadas secciones, a semejanza de una nube verde que con el paso de los días se iba secando aumentando el olor propio de esta planta. 

Siguiendo esta orientación, en los últimos años, Tamara ha creado cuatro de sus obras más significativas de corte instalativo: La marea3 El bosqueS/T5 y Blanco6 las que le han facilitado continuar utilizando, al mismo tiempo, el grabado y los contenidos a los que con frecuencia recurre. 

La primera está constituida por 750 billetes de diferentes países tallados en madera y con impresiones xilográficas, según la figuración que muestran del país al que pertenecen. Ellos se exhibieron “…Colgados del techo, pendientes de hilos casi imperceptibles… lográndose que trasmitieran… una sensación de ingravidez, que contrasta con la impresión pesada de la madera y del propio símbolo del peso… La remembranza del movimiento del mar a través del título, la metáfora que lo representa, sirve de fondo conceptual para acercarnos a la inestabilidad del símbolo, una alegoría que sintetiza la dinámica social de un mecanismo tan vacilante e inseguro… El visitante  se trasladará entre el subir y el bajar de los billetes, al recorrerla se adentra en la metáfora que el título evoca, sabiendo que este símbolo social “duro” trae consigo dolor y bienestar al mismo tiempo. Es irónico que ponerlo en movimiento signifique una semejanza con el ir y venir de las mareas, que ascienden y descienden en dependencia de cómo se comporten las condiciones naturales que las generan…”7

La segunda instalación El Bosque, está vinculada con símbolos y significados espirituales. Bandas negras de papel craft de 3 metros de altura por 50 cm de ancho, cubrían todo el espacio en filas alternas, de tal manera que el espectador debía  separarlas para encontrar el final y leer un texto de luz cuyas palabras eran: “cuando la noche llega nadie puede trabajar” Ellas corresponden a un pasaje de la Biblia referido a lo expresado por Jesús en el momento que explicaba a sus discípulos su acción de devolverle la visión a un ciego: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”8 

“…Dicha frase, la artista la sintetiza interesada en lograr un efecto más directo. La noche evocada por Jesús es un símil que apela al momento en el que la luz se ha ido y todo se detiene, ya no podemos emprender acciones, hacer cambios. Pero este mensaje nos llega después del recorrido, del intento por salir de las sombras, por dejar detrás tantas puertas…”9 

A diferencia de la instalación anterior, “…no concentró sus habilidades en el dominio del grabado, sino que ajusta su interés a las posibilidades que brinda la percepción de un espacio, y desde él crear la atmósfera que convierte simples bandas en un bosque metafísico, sin ramas, desprovisto de todo engalanamiento. Se vale así de un medio artístico que activa los sentidos, involucrando cuerpo y mente a través del acto mismo de la percepción…10

S/T fue un trabajo en colaboración con el creador Alex Freyre y basaba su acción en el manejo de una creación en 3D, por medio de una video proyección interactiva. Al visitarla el espectador entraba en una habitación en la que se proyectaba  sobre el suelo la imagen de un conjunto de cajas unidas entre sí en continuo movimiento “…el suelo es un soporte inestable… las cajas son contenedores de información… te remiten a la historia, al pasado y al presente, lo importante no es el contenido real, es esa fachada, esa plataforma inestable sobre la que el espectador tiene que avanzar. Lo que más nos interesa es observar el comportamiento humano, ese puente que se crea entre el mundo real y el virtual.”11

Blanco es su pieza más reciente mostrada dentro de este grupo de obras en el marco de la XIII Bienal de La Habana. Ella concentraba elementos compositivos con los que antes había experimentado, referidos a espacios impolutos que motivaban al desplazamiento del espectador, por lo general cargados de significados humanos. Estaba compuesta por 96 lonetas blancas, de 3 m de altura, que se unían en el centro para posteriormente abrirse, formando dos triángulos que se encontraban por un vértice, dando paso a una nueva búsqueda “…Del blanco al silencio absoluto, recuperar nuestro tiempo, compartir ese espacio de tolerancia tan necesario como un baño de luz…12

El análisis de estas obras nos facilita apreciar cómo puede el arte penetrar el presente desde una simulación que concentra códigos culturales, sociales y políticos, logrando que sus sentidos más complejos e íntimos transiten por formas que enriquecen sus apariencias.

Las variadas posibilidades de lecturas y las diversas interpretaciones que la obra facilita, constituyen el lado sólido de la instalación. Aunque los elementos que la completan estén referidos a los tipos tradicionales de arte o a nuevas formas creativas, como son el performance o el video arte, ellos adquieren su sentido según las relaciones y los símbolos con los que cada uno interactúe a partir de su propio significado. 

La obra instalativa de Tamara es un modelo del despliegue de las virtudes expresivas de un espacio, en su calidad de contenedor de relaciones formales evocadoras de signos y símbolos. A través de objetos bien resueltos o impecables lonas blancas que cierran y abren el camino, nos ha llevado hacia el difícil sendero del poder económico o el infinito de las palabras.

1. Centro Cultural Conde Duque, en Madrid, A su vez la exposición itineró por: Fundación Caja Madrid. Espai Cultural. España, 2005 y Museo Metropolitano. Quito, Ecuador, 2006. 
2. Tabaco verde y cujes. Dimensiones variables, 1996.
3. La primera versión de esta obra se presentó en el Museo del MAPRI, Pinar del Rio, 2011, la segunda en la Fortaleza de La Cabaña, XI Bienal de La Habana. La Habana, 2012.
4. Se exhibió en La Galería Arturo Regueiro. Pinar del Río, 2014, y en La Fortaleza La Cabaña, en el marco de la XII Bienal de La Habana. La Habana, 2015.
5. VII Salón Cubano de Arte Contemporáneo. Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. La Habana.  2017-2018.
6. Centro Arte Contemporáneo Wifredo Lam. XIII Bienal de La Habana. La Habana, 2019.  Artista invitada a la Muestra Central.
7. Espinosa, Magaly. La marea. Palabras al plegable de la obradel mismo nombre. Artista Tamara Campo. XI Bienal de La Habana. En: Noticias de Arte Cubano. No 8/2011. Pp. 15.
8. “Santa Biblia” Ed. Sociedades Bíblicas Unidas. Revisión de 1960. México. 1960. Pp. 986.
9. Espinosa, Magaly. Anchas bandas negras. Palabras para el plegable de la obra: El bosque. Artista Tamara Campo. XII Bienal de la Habana. 2015.
10. Idem.
11. Documental realizado a la artista en el comenta sobre sus obras. Realizador José González Vera. 2018.
12. Palabras del statement de la artista.

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