Sueños del alma
Por Ana Lamela Rey
Los días, la vida que parece a veces tan monótona, de repente se llena de color, de pasión. Empezamos a vivir y a saber qué es lo que queremos y el cómo y a quién queremos. Eso, que parece algo que cualquiera sabe, deberíamos recordarlo cada mañana, cada noche, a cada minuto y eso es lo que parece decirnos Liam Eylé Perdomo Díaz. Eso es lo que su obra nos dice, nos lleva a pensar, nos remueve.
Liam es grabadora, fotógrafa, poeta , también trabaja la pintura y realiza instalaciones; en sus creaciones mezcla distintas técnicas de las artes plásticas.
La fotografía de Liam Eylé Perdomo Díaz es tan solo una pequeña parte de la obra de esta gran artista pinareña, pero es un ejemplo tan contundente y lleno de sus bases artísticas y poéticas, que merece la pena que os empapéis de sus imágenes, de estas fotos llenas de palabras y símbolos.
Liam nos habla de sexo claro, diáfano, sin rodeos ni tabúes; nos habla de placer sin dolor ni culpa: un placer y sexo queridos, consentidos, deseados y tantas veces tapados y reprimidos en todas las personas, culturas y países del mundo.
En sus imágenes, Liam nos muestra un erotismo sin velos ni censura. Por eso, quizás a veces provoque en el público sentimientos de vergüenza, pudor mezclados con una atracción tan fuerte como el deseo de gozar de un cuerpo, de una parte de ese cuerpo: deseo de lamer pezones rosas o de cualquier otro color, de acariciar sexos masculinos hasta que crecen y se salen de los límites de la foto. Deseo de vivir pasionalmente y conscientemente el amor, las relaciones, el día a día.
Liam trabaja sus fotos como lienzos, acentuando algunos colores y atenuando otros, dividiendo siempre las imágenes en dos partes totalmente diferenciadas: el yin y el yan, el bien y el mal, el tú y el yo…
Si contemplamos las fotografías de Liam Eylé Perdomo Díaz, nos encontramos, nos damos un golpe inesperado ante preguntas y respuestas, ante dilemas y resoluciones, ante la vida y la muerte, ante caricias y el orgasmo. Porque la fotografía de Liam se crea desde una necesidad de decir, de mostrar, de provocar, de plantear preguntas en ella misma y en quienes se acerquen a estas imágenes inquietantes y llenas de matices.