Stories (ES)

Lissette Matalón

El viaje espiritual de Lissette

Por Magaly Espinosa

En el año 1996, entre las tesis de grado que se realizaron en la facultad de Artes Plásticas, del Instituto Superior de Arte, estuvo la que presentó la artista Lissette Matalón, nombrada, En tierra de nadie, estaba compuesta por diez serigrafías iluminadas que se comportaban como un libro objeto. En ella estuvieron como tutora Belkis Ayón y como oponente Sandra Ramos, dos creadoras muy valiosas en el mundo del grabado cubano. En dicha tesis, Lissette aborda un tema que ha sido una constante en su obra, la reflexión acerca de las duras circunstancias que se enfrentan cuando se emprende un viaje.

Junto a ello, en esta época temprana la referencia a imágenes católicas, a valores éticos como el bien y el mal, a ángeles y demonios, ya impregnaban su creación de una suave delicadeza, que desde la pintura, el dibujo y el grabado, hacía aflorar temas bíblicos, ellos en muchas ocasiones contemporizaban con la incorporación de personajes de los cuentos infantiles, colocados en circunstancias actuales, de tal forma que tanto este recurso, como las alusiones a las condiciones que rodean los viajes, se han convertido en contenidos cardinales de su trabajo.

La conjugación precisa de línea y dibujo, acompañados en ocasiones de frases al lado de títulos que cargan las piezas de significados humanos, impulsan al espectador a reflexionar sobre el aparente juego con los personajes, recreando esos significados con gracia e ironía, con un instinto maternal que siempre aúpa o regaña, ayudando a sobrellevar el difícil mundo humano. 

De esta manera, la estética desarrollada por la artista tiene la peculiaridad de enlazar universos distintos: un samurái con un personaje de los cuentos infantiles, una imagen bíblica rodeada de esos personajes; la sensación que emana de ellos es armónica, se defienden juntos, se protegen, sin que sea posible saber si es una broma o una eventualidad que brinda el imaginario contemporáneo, que facilita esos encuentros inusuales.

Entre las diferentes series producidas hasta el presente, en la que más predomina la atmósfera y la presencia de los personajes descritos anteriormente, es Los avatares del héroe (2020-) compuesta de piezas elaboradas de manera indistinta con grafito, tinta/papel, acrílico, óleo/lienzo, grabado, cerámica y escultura, en las que se conjugan tonos suaves delimitados por líneas precisas.

En esta serie el personaje principal es Pinocho1, con su elegante traje infantil, Lissette lo coloca en los más diferentes escenarios y en muy variadas circunstancias. De tal forma, muchos de los títulos de las piezas pueden ser considerados como sentencias, consejos o afirmaciones, que poseen una carga de sabiduría, cercanas a los refranes y frases populares. A ellas, nuestro personaje responde con gestos y ademanes, que nos confirman cómo interpreta las situaciones en las que la artista lo ubica. En ningún caso son complacientes, más bien se inclinan a llamar nuestra atención sobre momentos difíciles por los que todos podemos haber pasado. Bajo esta manera de discursar, Lissette sustenta el contenido de las obras, logrando que entre los personajes de diferentes referencias culturales se alcance un balance desde lo que se narra, por medio de los títulos o por momentos en frases incorporadas a las obras y las poses que adquieren para trasmitir ese contenido.

Esta hábil solución compositiva unida a la riqueza visual de las obras, contribuye a eludir cualquier banalización que se atribuya a personajes infantiles, como son los enanitos del cuento de Blancanieves o el propio Pinocho, una de las figuras más populares en el imaginario infantil. No obstante, ¿por qué se convierten en  protagonistas de las obras? 

Diversas pueden ser las interpretaciones sobre esta elección, una alcanza a ser explicada por medio del posible interés de la artista de aprovechar la gracia que poseen, junto a su agilidad visual, que al acompañarlos de títulos enérgicos referidos a las relaciones humanas y depositar el suceso en esos personajes, la solemnidad de lo que se nos cuenta se matiza con la jocosidad que suele acompañarlos. En ocasiones, Pinocho aparece como una marioneta, en otras, acostado sobre un fondo blanco o huyendo atemorizado ante una sentencia. Considero que uno de los valores de tan original elección se encuentra en hacer pensar al espectador sobre lo que puede ocurrir en independencia del personaje que asuma la acción y aunque en lo que se narra hay severidad, el arte puede traspasarla, haciendo que la anécdota la comparta un personaje de origen infantil con todos los atributos que este posee.

Lissette ha ido construyendo a su alrededor una crónica especial, junto a colegas entrañables, artistas que desde su juventud iban marcando el paso de uno de los movimientos artístico más renovadores y vitales de esos años, en América Latina y el Caribe. No se trata solo de una refinada y laboriosa creadora, es un alma que ha tejido el propio mundo del arte que la rodea, mostrando sus recuerdos como su mejor trofeo, desde el privilegio de haber sabido valorar a través de las imágenes sus vivencias, haciendo brotar de sus obras, la belleza y armonía que transforma cada imagen en un poema.

  1. Este personaje la artista lo toma de la versión fílmica “Pinocchio” producida por Walt Disney en 1940.

Lissette Matalón
Lissette Matalón
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