Stories (ES)

Víctor Maden Morgan

Ensartar la aguja

Por Estela Ferrer

Podría decirse que en alguna reencarnación vive dentro de él un muerto sastre si fuéramos a ser fieles a la tradición yoruba cubana. Sin embargo, su predilección por el coser viene desde su infancia, cuando veía a su abuela pasar horas y horas en esa labor. Una memoria del pasado que ha sabido aprovechar muy bien el artista Víctor Manuel Maden Morgan, para dar cuerpo y tono a sus obras pictóricas. Entre sus manos las posibilidades expresivas del yute son infinitas, ya sea para adentrarse en cuestiones que constituyen indagaciones metafísicas u otras que responden a zonas particulares del entorno social, no sólo desde lo religioso, sino en la construcción diaria de lo cotidiano.

Víctor Maden es un artista de Cárdenas que ha apostado por la génesis de la vida, y las diferentes herencias culturales que en Cuba se dan cita. Es la suya una producción que con acierto han llamado mestiza debido a la fusión de estos legados y también la presencia de símbolos que aluden a la cultura aborigen. 

Es posible que sea precisamente el carácter dual de su trabajo el factor que ha despertado mayor curiosidad dentro de sus contemporáneos. Su movilidad entre lo moderno y la tradición, entre lo abstracto y lo figurativo, que disfruta de explorar lo primigenio, las raíces, la pintura pura y ahora con igual soltura adentrarse en lo social. Por ello, una de sus series más recientes, En tiempos negros, se detiene en una isla cansada, que vuelve una y otra vez sobre su eje como parte de un loop interminable, pero que continúa estando plagada de matices precisamente por sus contradicciones y múltiples circunstancias. En esta serie la psicología del color o de su ausencia resulta determinante para discursar sobre los contrastes sociales. 

La selección de materiales como papel, cartulina, madera reutilizada, telas, caracoles, conjuran sobre su producción un aura de lo trascendente, incluso hasta de lo sagrado. El carácter orgánico que anima el conjunto se evidencia en la fusión entre el metal y la arpillera, se complementan desde la textura lisa de uno y árida del otro. La arpillera se ofrece como fondo ideal donde descansan los pesados iconos, rostros y figuras a los que el artista nos somete.

Mención aparte merecen un conjunto de símbolos originarios, círculos cual ofrendas que favorecen el ritmo interior de las piezas, llevando la visualidad a un paso logrado sin necesidad de artificios o acomodos. Las cruces y las crisis hasta en su propia relación semántica, entablan el diálogo y el reloj fragmentado a veces en simples líneas, mostrado en su totalidad o apenas esbozado, trae al espectador a su momento histórico. Lo obliga a detenerse.

El garabato también aparece como en su pieza premiada en el Salón de la Ciudad Keep Out, donde su discurso si bien es actual, recurre al gran tema de sus creaciones que es la evolución de la creación humana. Por eso fluyen y deambulan por sus telas cuchillos, y es frecuente el uso de la letra. Ese grafismo es socorrido como huella del mismo patakí, de la historia que subyace en cada signo. La escritura no sólo es rastro y color, es portadora de forma, energía y testimonio.

A medida que transita por el camino de la creación, comienza a despuntar el blanco dentro de sus obras como una mezcla, la transición hacia la armonía necesaria, al punto de ya existir coqueteos con lo abstracto. Sabe Maden que en todo análisis y réplica de un pensamiento social hay dos caminos o más.  

Desde 2011 se ha recorrido un largo camino. Si bien los legados de culturas anteriores y la iconografía rupestre continúan siendo empleados, el salto visual es incuestionable. Las figuras se han depurado al punto casi de desaparecer, cediendo espacio a las líneas y lo abstracto, o siendo centro de atención solo un rostro de un personaje; la tonalidad ocre se mantiene, pero el blanco y el negro cobran protagonismo. Lo descriptivo es sustituido por lo metafórico, pero eso sí, los materiales de soporte, la presencia del tejido alientan cada acabado y estructura. A la sombra y a la luz lo dejo ahora, porque en su estudio todas las energías conviven, a la espera de ver sus próximas creaciones donde nuevamente  sus manos vuelvan a ensartar la aguja.

Víctor Maden Morgan
Víctor Maden Morgan
Víctor Maden Morgan
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