Stories (ES)

Chuli Herrera

Más allá de una interpretación pictórica

Por Alfredo Fuentes Fernández

¿Una gran representación del cielo de varios países y continentes del mundo, o la representación del mismo cielo común? La premisa de la que parte el Proyecto CIELO, la más reciente muestra expositiva de Asniel (Chuli) Herrera, parece estructurarse sobre la base de una interacción social hilvanada por el artista.

Surgido de una convocatoria que aprovechaba la plataforma de las redes sociales, el correo electrónico y otros modismos de las tecnologías de la comunicación, Chuli solicitó a los concurrentes una fotografía del cielo que ven diariamente en su lugar de residencia. Estas imágenes fotográficas recopiladas fueron transformadas y dotadas luego, mediante el gesto artístico de la apropiación, de una compleja operación de manipulación de sus cursos concomitantes que por medio de la “interpretación” pictórica establece nuevas estructuras sígnicas que lo acercan más a la reinvención de la “nostalgia instrumental” de los individuos. Chuli Herrera ya había experimentado con este recurso en su anterior gran exposición, Oda a la Nostalgia, donde confluyó un juego con la realidad elaborada y construida a través del arte, para lograr la caracterización de la muestra con un perfil humanista y ecológico en el que se contrastó el suplemento verbal con las imágenes obtenidas.

El cielo, o la perspectiva de su apreciación, que es en sí de lo que trata todo el trabajo, se convierte en metáfora de las relaciones sociales, por lo que trasciende el marco antropológico general, para inmiscuirse también en otros ámbitos conexos tales como el político, el ecológico, el filosófico, etc. Las preocupaciones del artista indagan además en el ethos de los habitantes del planeta, y se cuestiona constantemente por las singularidades y circunstancias que rodean al ser y lo condicionan en sus respuestas, aun en aquellas más introspectivas y espirituales, como es el caso.

La perceptualidad plural de vivir en la misma “querida, contaminada y única nave espacial” , le ofrece la oportunidad al creador de replantearse el hecho de que la realidad artística se ha convertido en algo más verosímil que la propia realidad objetiva, a través de constantes operaciones culturales y así restituir desde una óptica sui generis, el viejo axioma sobre el origen de la humanidad y hacia dónde se dirigen los destinos de esta, abocada hacia un consumismo que le impide pensar en las consecuencias de la pobre concientización de habitar una “casa mayor”: el mundo.

Cada individuo tiene su cielo, parece decirnos Chuli Herrera en la interpretación de esa entelequia con que designamos a la atmósfera que está por sobre nuestras cabezas, más allá del alcance de la mirada, símbolo también de los límites del ser humano y de sus aspiraciones. Pero de igual forma, todos esos cielos son parte indivisible del único cielo posible. Enlaza así la utopía personalizada con la distopía socializadora y contradictoria que se le presenta a cada ciudadano del mundo.

Ver más obras del artista