Creatividad esbozada: el work in progress de Rosmery Sanabria
Por Yenny Hernández Valdés
El dibujo, denominado también esbozo, es la quintaesencia de la pintura,
de la escultura y la arquitectura. Es la raíz de todo arte y de toda ciencia,
y quien lo domina goza de un poder incalculable:
el poder de crear formas más grandiosas que
cualquier torre de este mundo…
Miguel Ángel
No es costumbre en aquellos que nos interesamos por el universo artístico, detenernos en el proceso de trabajo que los artistas llevan a cabo para la concreción final de la obra. Sin embargo, en cada uno de los períodos en los que se divide la Historiografía del arte, los bocetos de muchísimos artistas se han conservado a lo largo del tiempo como fuente verídica y material de consulta para la posteridad. Precisamente, el boceto, el dibujo, el borrador, la idea, el bosquejo, el apunte, el croquis y muchas más, son palabras utilizadas para designar esas primeras etapas creativas de conceptualización que desarrolla el artista.
Ese momento inicial, escalón primero para la materialización y explote de una idea, muchas veces llega a adquirir tanta fuerza como la obra de arte misma. Ello sucede así en el trabajo de la joven artista Rosmery Sanabria (La Habana, 1992), egresada en el año 2011 de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, en la especialidad de pintura. Ha sido principalmente a través de esta manifestación que ha ido forjándose un camino en el contexto artístico nacional.
Cuando se revisan los dibujos que realiza esta artista, cierto aire cubista se aprecia en ellos. Sus trazos, en ocasiones fuertes y gruesos, en otras desenfocados y ágiles, hacen recordar personajes picassianos, cuyas angulaciones geométricas definían el corpus de la pieza. Pero también hay en esos dibujos una remembranza a las obras de la artista norteamericana Margaret Keane, cuyos personajes de mirada impactante y ojos grandes la hicieron famosa en las décadas de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo.
En verdad, Rosmery Sanabria no se concentra solamente en el primer plano del rostro de sus personajes, sino que los contextualiza en medio de una escena realista. Sin embargo, y es en este sentido en el que se entabla un maridaje artístico con la obra de Keane, la Sanabria le confiere particular interés a la expresividad facial de los rostros que esboza, cuya mirada resulta siempre profunda e intensa, y en ella encierra más de lo que realmente nos devela la escena abocetada. La artista norteamericana expresó a propósito de sus pinturas: En sus ojos se esconden todas las preguntas y respuestas de la humanidad. Yo quería que otras personas vieran esos ojos también. Quiero que mis pinturas te lleguen al corazón y te hagan gritar: ¡Haz algo! En concordancia a ello están los bocetos que nos propone Rosmery. Y es interesante cómo desde el mero proceso del abocetado, del borrador con manchas y notas, esa intensidad puede apreciarse. Pero más interesante aun es seguir de cerca ese trabajo procesual y ser partícipe de cómo el dibujo va cobrando color y líneas más definidas, hasta convertirse en una obra al óleo con total independencia de ese primer acercamiento que resultó ser el boceto.
Un aspecto interesante a destacar va en esa línea, y es que muchas veces el esquema inicial y la obra resultante funcionan como dos piezas autónomas en su visualidad, mas semejantes en su discurso; sin obviar asimismo que ambos gozan de calidad seriamente lograda. La artista en su proceso de trabajo va variando la imagen según incide en ella. De ahí que muchos de estos bocetos presenten borraduras o tachaduras e, incluso, anotaciones sobre posibles tonalidades a emplear o elementos a disponer en el plano, muy distantes de la pieza lograda en el lienzo finalmente.
Por otro lado, predomina en su línea de trabajo el recurso de la figura femenina, por momentos sola como punto de inflexión, y en otros acompañada; siempre con un matiz autorreferencial desde una postura inconsciente, según palabras de la propia artista. Ese aire feminista, de actitud excitante y perturbadora al unísono, es palpable en cada hoja borrador. La mujer como centro discursivo, arrabalera e imponente, autoritaria o paciente, elegante como dama o como cortesana, adquiere una fuerza exquisita redondeada en la expresión de la mirada. Refleja así una postura que conduce a la desidia y al desenfreno, y a la vez la presenta con cierto tono de inocencia y tranquilidad. El boceto es una herramienta que le permite a Sanabria ir moldeando esas ideas que bullen en su interior. A través de éste, plasma líneas de un sendero aun desenfocado, pero en el que ya pueden previsualizarse las estructuras conceptuales y técnicas fundamentales del posible resultado final.
La ejecución de apariencia fácil, rápida y no terminada, con un predominio manifiesto de la línea suelta y la gestualidad, con particular interés en la expresión fisonómica, resume a grosso modo la técnica de Rosmery Sanabria en sus bocetos. Son siempre excitantes, táctiles y atiborrados de percepciones equívocas que incita a pensar en diferentes rumbos constantemente. Estos experimentos abocetados están en franca armonía con el legado que las vanguardias artísticas dejaron. La experimentación como método cultural ampliamente desarrollado por los artistas fue entendida y trascendida cual suceso central de los procesos creativos en las artes.
Siendo así, el boceto alcanza la categoría de obra en sí misma, en el sentido en que lo procesual de la creación endorsa un pasaje en función de hallar la esencia de la futura obra de arte. Todo ello comienza a gestarse desde el boceto como idea primigenia, pues es consustancial a su cualidad experimental. La artista desarrolla entonces una praxis creativa doble desde el esbozo y la pintura tal cual; y es en ese camino que experimenta, hace bocetos, realiza esquemas intelectuales, acumula dibujos y más dibujos como pruebas de ensayo y error. Picasso afirmaba atinadamente Yo no busco, encuentro; y es así que sucede en la producción de dibujos de Rosmery Sanabria, en la que se manifiesta la puesta en práctica de las palabras del pintor español.